Papasá

  Hacía muchísimo que no pasaba por este negocio (muchos años), de hecho la última vez que clavé un tenedor en una de sus patatas asadas era cuando la cadena pasaba por una época boyante y tenía muchos locales. Ahora la empresa está en una situación mucho más decadente. Hoy probamos las bravas de Papasá.

  Por normal general, los locales son muy pequeños, concretamente al que fui se encuentra al final de la sevillana calle Lopez de Gomara, junto a otros muchos bares. Además de los pocos metros cuadrados del interior, en los días de bueno puedes disfrutar de la comida en la terraza de la acera, lo que es más que recomendable, pues el horno de patatas del interior despide mucho calor y olor a patata. Junto a dicho horno se ubica la corta barra, tras la cual la camarera/cocinera echa los diferentes ingredientes en las patatas asadas. La decoración es pobre, casi inexistente, los muebles carecen de embellecimiento posible y se reducen a pura funcionalidad. El servicio, que tal y como he dicho antes está compuesto por un único empleado que hace las veces de camarero y cocinero, es bastante eficiente y muy amable.

  La carta es bastante más amplia de lo que me esperaba, además de las famosas "papasás" contiene ensaladas, hamburguesas, perritos, pizzas (¿pizzas?), entrantes y camperos (que al parecer son bocadillos típicos de Málaga), pero de toda la carta lo único que he probado son las patatas asadas. Hay una grandísima cantidad de patatas entre las que elegir, y no procedo a enumerar las diferentes versiones pues coparía varios párrafos. Las patatas son muy grandes, llenan muchísimo y son baratas (4'5€ de media), además de estar muy buenas. En concreto, en mi visita probé la patata la texana, que contiene maiz, carne, salsa barbacoa (muy intensa) y otros ingredientes que no consigo recordar, y por supuesto también pedí la patata brava.

  La patata viene completamente abierta sobre un "papel Albal" que descansa en un cuenco. En el interior del tubérculo se encuentran los diferentes ingredientes, en este caso aceitunas (sí sí, bravas con aceitunas), salsa brava, mayonesa, y jamón york (creo recordar). Aunque no lo parezca, la mezcla de la patata asada, muy suave y blanda, con los ingredientes previamente mencionados, crea una versión diferente, muy rica y sabrosa de nuestras queridas bravas. No sólo mantiene el picante que todas bravas han de tener, si no que lo acompaña de un rico sabor que va variando poco a poco según los ingredientes que atrapas en cada tenedorada. En este contexto no sé si tiene mucho sentido encajar esta receta en el grupo de "una salsa" o "dos salsas", pero desde luego es más parecida a una versión dos salsas (que va mucho más allá) clásica.

  En conclusión, me he llevado una grata sorpresa al volver a papasá: comida abundante, rica, barata, y diferente a cualquier otra oferta. Desde luego no entiendo cómo no hay más clientes comiendo en sus restaurantes y disfrutando de sus patatas, que bien lo merecen. Seguro que volveré, y a vosotros os recomiendo hacer lo mismo, y más aún os recomiendo pasar por Papasá para probar unas ricas patatas bravas (o más bien patata brava) que seguro que os encantará.

Resumen: 

  Nombre y Localización: Papasá. Diferentes ciudades y localizaciones.

  Valoración del Restaurante: Buena.

  Versión de las Bravas: Dos Salsas.

  Valoración y Precio de las Bravas: Muy Buena. 4'5€.

  Enlace Yelp

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