La Giganta


  En la sevillana calle Alhóndiga, al lado de la iglesia de Santa Catalina, se encuentra un bar con fama de preparar bien las bravas, que presenta un estilo moderno y elegante muy diferente al del resto de bares de la zona. Hablamos concretamente de "La Giganta".

  Nada más entrar al local te da la bienvenida una larga sala con una barra a la izquierda, pensada para un encuentro más informal, que más tarde desemboca en un comedor. Tal y como he dicho previamente, poco que ver tiene el estilo de este local comparado con el de los demás bares de la zona, sobre todo en el interior: ladrillo visto pintado de blanco, tuberías y cables por el techo, lámparas esféricas, mobiliario simplista... en definitiva un moderno estilo industrial o fabril que recuerda a las grandes ciudades.  Aunque presente un estilo rompedor, "La Giganta" mantiene elementos típicos de los bares sevillanos, como una pizarra en la que figuran los platos (curiosamente sin el precio). Precisamente por la existencia de esa pizarra no hay ninguna carta a mano (algo bastante incómodo), así que para pedir tienes que estar constantemente mirando a la pared. En el cartel previamente mencionado puedes encontrar, entre un escueto abanico de tapas, solomillo al güisqui aderezado con naranja, tartar de atún, salmorejo de remolacha, atún con ajoblanco y virutas de aceitunas negras... y las afamadas "bravas".

  Casi como en todos los bares sevillanos, en "La Giganta" sirven las bravas al modo levantino, es decir, con dos salsas (una picante y otra que suele ser mayonesa). Aunque un poco frias, las patatas estaban adecuadamente fritas, quizás deberían haber estado más tiempo friéndose, pero en general estaban bien. Pero centrándonos en el quid de la cuestión, la salsa blanca carecía de sabor, por lo que toda la gracia residía en la roja, la cual era bastante picante (quizás demasiado) y con mucho sabor. Pero el dulzón de fondo de fondo de la salsa roja le delata: cuando haces una salsa de tomate normalmente se le echa azúcar para que no salga amarga, y en "La Giganta" le echan tanto que la salsa termina con un sabor dulce de fondo un tanto extraño. Es muy común que en lugar de la típica salsa suelan usar un aderezo a base de tomate, más sencillo de hacer y de color parecido, pero al fin y al cabo no es salsa brava.


  Al parecer hace poco, sobre el año 2012, el bar cambió de dueño, y con él se fueron sus afamadas bravas y todo el carisma del que gozaba este bar de renombre. Así que esta nueva variante de las patatas "bravas" dista de ser una buena versión de la receta, así que si pasan por "La Giganta" no pierdan el tiempo pidiendo bravas.
 
Resumen:

  Nombre y Localización: La Giganta. Calle Alhóndiga 6, Sevilla.

  Valoración del Restaurante: Buena.

  Versión de las Bravas: Dos Salsas.

  Valoración y Precio de las Bravas: Mala.

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